
Hay que tener suerte hasta para morirse.
Esa fue la afirmación que me dijo un amigo, de esos que te echas en el gimnasio cuando coincides a menudo en el vestuario, vistiéndote para ir a hacer tu actividad o ya en labores de limpieza, en ese momento en el que una buena ducha es lo que mejor sienta tras el ejercicio realizado.
No pude evitar soltar una carcajada y darle la razón, por tan rotunda afirmación. Sí, es cierto, todo en esta vida requiere de ese punto de suerte, que podrá venir en c...
Detalles
Redes Sociales