
El sol estaba en su parte baja, cercano al ocaso, justo a esa hora del día en la que su posición le permitía transformar las sombras en alargadas figuras. Era el momento preferido para pisarnos las sombras, sobre todo por lo fácil que resultaba y cuánto teníamos que correr para no ser “aplastados” … jugábamos.
Ajusté el frontal sobre mi cabeza, me aseguré de que mi cronómetro hubiese cogido la señal del GPS y encendí mi reproductor del MP3: U2 puso sonido al silencio de la madr...
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