
Todo estaba absolutamente controlado, nada escapaba a la improvisación y cada hecho se desarrollaba dentro del orden normal preestablecido. Sí, todo estaba bajo control.
Desde los primeros recuerdos de su infancia, hasta los del día anterior, todo estaba perfectamente hilvanado. Una educación reglada en consonancia con la mentalidad de unos padres que siempre ejercieron un control absoluto sobre él, pero de un modo natural, casi instintivo, sin dejar huella física aparente en su comportami...
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