
La llegada del otoño tiene, entre otras cosas, la bendita vuelta a la rutina y una de sus buenas y sanas costumbres que practico es la de subir los domingos por la mañana a caminar o trotar por el monte. La cercanía de ese paraje natural a casa y el placer de perderme un par de horas en plena naturaleza son dos motivos con suficiente peso como para no desaprovecharlos.
Es allí, andando entre pinos, por caminos más o menos angostos, por sendas más o menos sinuosas, por tramos más o menos empi...
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